sábado, 17 de septiembre de 2011

Dictaduras y desinformación

¿Por qué los canales españoles de izquierdas (TVE, La Cuatro, la Sexta, etc) hablan constantemente de los crímenes de dictaduras de derechas trasnochadas (Pinochet, Franco, etc) en vez de las dictaduras de izquierdas que el mundo sufre actualmente (Cuba, Corea del Norte, etc)? ¿Por qué Garzón persigue a los criminales de guerra de dictaduras de hace 30 años en vez de los que actualmente están oprimiendo a sus pueblos?


#hipocresia_socialista

viernes, 16 de septiembre de 2011

La frase del día (vol VI)



"Merkel es un culazo mantecoso infollable"

Berlusconi vuelve a lucirse y nos demuestra una vez más que cualquiera puede ser político.

Fuente: http://www.elmundo.es/elmundo/2011/09/16/internacional/1316161042.html

domingo, 11 de septiembre de 2011

El día en que Japón siguió siendo Japón (artículo original de El Mundo)

Me ha encantado este artículo de El Mundo sobre cómo los japoneses sobrellevaron el terremoto y posterior maremoto. Desde luego son un ejemplo a seguir para el resto de sociedades civilizadas del mundo.

http://www.elmundo.es/elmundo/2011/09/11/internacional/1315753764.html



El terremoto de Fukushima me pilló en Pattaya. Eran allí alrededor de las 11 de la mañana, hora local, cuando entró en mi ordenador un correo urgente. Lo enviaba el director de elmundo.es. ¿Dónde andas?, decía. Escribe algo. ¡Pero si estoy en Tailandia! No importa. Más lejos estamos nosotros.
Salí al porche del modesto bungalow (hotel Claire de Lune… Una delicia) en el que me alojaba y oteé el horizonte por si surgía de su raya la cresta de gallo loco del tsunami.
Desde mi torre vigía hasta la arena de la playa mediaban muy pocos metros. El mar llegaba, manso, hasta ella. Su superficie era de azogue, tan lisa como mi mirada.
Me serví un chorrito de whisky e hice lo que me pedían. Escribí algo, con un ojo en las teclas y otro en la pantalla de la tele. La NHK bullía, pero sin perder la compostura. En Japón no se exhiben los cadáveres. La dignidad, el respeto y el buen gusto lo prohíben. Igualito que aquí.
Envié lo escrito y me fui en busca de un billete de avión que me permitiera llegar lo antes posible al teatro de los acontecimientos. David Jiménez andaba en el aeropuerto de Bangkok. Cuando yo, veinticuatro horas más tarde, llegué a él, ya se había ido.
El grueso de los periodistas extranjeros acreditados en Tokio volaban en dirección opuesta a la que emprendíamos nosotros. Pronto dejarían de ser 'gaiyin' (gente de fuera). Ahora, despectivamente, los llaman 'nigueyin' (gente que se larga, fugitivos… Cobardes, en definitiva).
El apodo vale también para quienes, sin ser periodistas, fueron evacuados por voluntad propia, no por decisión de las autoridades, de un país en el que, extramuros del territorio devastado y del cinturón de seguridad establecido en torno a él, no existía motivo alguno de alarma.
Llegué a Osaka, me detuve en Kioto y al día siguiente subí a Tokio. Todo, efectivamente, estaba en calma. Más que nunca, porque al caer el sol las calles se vaciaban.
Quedó contado. No lo repetiré.
En aquellos días dio Japón un ejemplo al mundo que el mundo no seguirá. Son los nipones, de puro humanos, sobrehumanos, quizá sobrenaturales. Quien los hizo se llevó el secreto.
Ejemplo de serenidad. No hubo quejas, recriminaciones ni lamentos. El dolor era privado.
Ejemplo de urbanidad. Ni un mal gesto, ni una mala palabra, ni un solo exabrupto.
Ejemplo de austeridad. Nadie acaparó nada.
Ejemplo de orden público. Nada lo alteró. No hubo manifestaciones, ni saqueos, ni vandalismo, ni bocinazos, ni embotellamientos.
Ejemplo de abnegación. Cincuenta trabajadores permanecieron en la central dañada. Miles de voluntarios de todas las edades se pusieron en marcha hacia el foco difusor de radioactividad.
Ejemplo de delicadeza. Los precios bajaron, los fuertes ayudaron a los débiles, miles de animales domésticos fueron amparados y rescatados.
Ejemplo de disciplina. Todo el mundo, sin excluir a los niños, hizo en cada momento exactamente lo que era necesario hacer. El país entero funcionó como los engranajes de un reloj suizo hecho a mano.
Ejemplo de honradez. Cuando había un apagón, la gente atrapada en los supermercados y los grandes almacenes depositaba el género en sus habitáculos y se iba a casa con las manos vacías.
En muy pocos lugares de esta madre tierra que a veces nos da zarpazos de bruja mala habrían reaccionado así.
¿En muy pocos lugares? No, no… En ninguno.
¡Dios te salve, Japón!

domingo, 4 de septiembre de 2011